Resultó ser cierto lo que nos había contado, la sensación de vértigo en los sueños se convertía en un fuerte cosquilleo en el estómago que te empujaba a saltar.
Una de las cometas se coló rápidamente por la rendija de la puerta y una larga escalera se asomó, invitándonos a bajar.
Claudia fué la primera. "
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