Se cree que la cometa llegó a Japón a través de los misioneros budistas que viajaron desde China en el periodo Nara (649-794 AD) y que eran utilizadas en ceremonias religiosas y de agradecimiento. Sin embargo, tanto los diseños como el uso sufrieron modificaciones ya en suelo japonés y se comenzaron a utilizar en la construcción de templos, para trasladar los materiales necesarios. Y es a finales del siglo X, en un primer diccionario de la lengua japonesa, cuando aparece una entrada que hace referencia a la cometa, el término kami-tobi, que literalmente significa halcón de papel, lo que sugiere que las primeras cometas japoneses tenían forma de pájaro.
Sin embargo, no fue hasta el periodo Edo cuando las cometas realmente se popularizaron en Japón y hoy en día existen unos 130 estilos diferentes de cometas, muchos de los cuales representan regiones específicas del país nipón. A destacar la yakko-dako, un tipo de cometa muy popular entre las familias de mercaderes del periodo Edo, que representaba a figuras humanas con los brazos abiertos posando de forma graciosa; aunque la gracia estaba en que las figuras de estas cometas se parecían mucho a los sirvientes de la familia.
La cometa japonesa se caracterizaba por estar hecha de papel tradicional japonés washipintado con tinta natural, sumi, y con el soporte de bambú, aunque actualmente también se utiliza madera de ciprés.
La tradición dicta que hay que hacer volar el tako durante la festividad de los niños, el 5 de mayo, así como durante festivales religiosos, otras festividades y durante Año Nuevo. Todavía hoy en día es tradición regalar un cometa al hijo primogénito de cualquier pareja, y sus diseños de héroes locales o dioses de la zona protegen al niño hasta su edad adulta. Entre los diseños más populares está Fukusuke, un enano de gran cabeza que da buena suerte, la grulla o la tortuga, que desde siempre han sido símbolos de larga vida, y Kinorta, un chico abandonado por sus padres en un bosque que creció con una familia de osos. Kinorta suele aparecer con la compañía de una carpa, otro símbolo de fuerza y valentía (ya que la carpa debe nadar contracorriente para poner huevos).
Todos los años se celebra en Hamamatsu uno de los festivales de cometas más importantes del país, en el que participan 2 millones de espectadores.
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