CUENTOS, LEYENDAS, POEMAS...
DE COMETAS Y VIENTOS.

lunes, 31 de mayo de 2010

THE KITE de Alma Flor Ada


El papalote, The Kite

Es la historia de una madre que decide hacer una cometa para sus cuatro hijos. En esta historia descubres que las familias son diferentes en forma y en tamaño.Tambiénn nos habla de cómo las tradiciones familiares se transmiten de generación en generación.
El papalote - The Kite

Kazo, la ciudad de las cometas

Kazo


Una de las encantadoras ciudades japonesas es Kazo que se encuentra en la Prefectura de Saitama en la isla de Honshu, al norte de Tokio. Es una urbe relativamente joven ya que fue fundada el 3 de mayo de 1954 y es conocido en todo Japón para la creación de koinobori (cometas de carpa).



En el idioma japones significa “serpentina de carpas” en japonés, que son especies de cometas que son elaboradas en forma tradicional para celebrar el Tango no Seku, que es un evento del calendario tradicional que ahora se celebra para la Fiesta del Niño el 5 de mayo.
Estas cometas elevadas al viento sorprenden a los visitantes. Son realizadas con los patrones de una carpa dibujada sobre papel o telas multicolores . También son conocidos como Satsuki-nobori. Llama la atencion tambien porque en ellas se dibujan paisajes del  Japón.
Kazo

domingo, 30 de mayo de 2010

REFLEJO

 


                                     DANIELA WOLPARI

sábado, 29 de mayo de 2010




DOMINGO 28 DE FEBRERO DE 2010

LA SINCRONÍA EN EL COSMOS



Esta es la cometa más bella de todas, la perfeccion de la evolución, un embrión humano dentro de la matriz del Universo, unidos por el hilo tangible del cordón umbilical.Junto a ella, el nacimiento de una galaxia.
Todas las potencias posibles reunidas y en perfecta armonÍa.



viernes, 28 de mayo de 2010

SI ETS UN ESTEL.... de M. Senent



Si ets un estel,
si acarones amb un "toc" suau els meus sentits.


Si t´anyunyes i tornes,
i et tornes a anyunyar
i retornes a mi per a dir:
Ei! estic ací!
Soc jo!
Vens amb mi?


Si envejo els teus ulls
de mirades llunyanes
i el teu joc veleïtós
amb l´espai infinit.


Si el teu vol de silenci
em parla,em crida!
I després xiuxiueja a l´oïda,
i es torna a allunyar.


Però, ont ets, amic?
Què em dius?
Silenci.
(Hui parla el silenci)

Cómo hacer un papalote (animación infantil)

jueves, 27 de mayo de 2010

"La dorada cometa, el plateado viento", de Ray Bradbury







-¿La forma de un cerdo?-preguntó el mandarín-.
-La forma de un cerdo-respondió el mensajero y partió-.
-Oh, que mal día en un mal año-exclamó el mandarín-, cuando yo era niño la ciudad de Kwan-Si, del otro lado de la montaña, era muy pequeña. Pero ahora ha crecido tanto que le pondrán una muralla.
-Pero, ¿Por qué una muralla a tres kilómetros de distancia enoja y entristece a mi buen padre?-preguntó serenamente la hija del mandarín-.
-Esa muralla-dijo el mandarín-¡Tiene la forma de un cerdo! ¿No entiendes?, la muralla de nuestra ciudad tiene forma de una naranja. ¡El cerdo nos devorará velozmente!
-Ah.


El mandarín y su hija se quedaron pensando.
La vida estaba llena de presagios. En todas partes acechaban demonios. La muerte nadaba en la humedad de un ojo, el giro de un ala de gaviota significaba lluvia, un abanico sostenido así, la teja de un techo, y sí, hasta la muralla de una ciudad era de enorme importancia. Turistas y viajeros, caravanas de músicos, artistas, al llegar a estas dos ciudades, interpretando los signos dirían:


-"¿Una ciudad con forma de una naranja? ¡No, entraré en la ciudad con forma de cerdo y prosperaré, y comeré y engordaré, y tendré suerte y riquezas!".
El mandarín sollozó.
-¡Todo está perdido!. Estos símbolos y signos me aterrorizan. Vendrán días malos para nuestra ciudad.
-Entonces-dijo la hija-, llama a los mamposteros y los constructores de templos. Yo te hablaré desde detrás de la cortina de seda y tú sabrás que decirles.
El desesperado anciano golpeó las manos.
-¡Oh mamposteros! ¡Oh, constructores de ciudades y palacios!
Los hombres que conocían el mármol y el granito, el ónix y el cuarzo llegaron rápidamente. El mandarín los miró intranquilo, atendiendo al susurro que debía llegar de la cortina de seda, detrás de su trono.
-Os he llamado...-dijo el susurro-.
-Os he llamado-dijo el mandarín-, porque nuestra ciudad tiene forma de una naranja, y la vil ciudad de Kwan-Si tiene ahora la forma de un cerdo voraz.
Los mamposteros gimieron y lloraron. La muerte hizo sonar su bastón en el patio del palacio. La pobreza tosió en las sombras de la antesala.
-Y por lo tanto-dijo el susurro, dijo el mandarín-, vosotros, constructores de murallas, ¡traeréis herramientas y piedras y cambiareis la forma de nuestra ciudad!
Los arquitectos y albañiles abrieron la boca. El mandarín mismo abrió la boca ante lo que había dicho. El susurro susurró. El mandarín siguió diciendo:


-¡Y daréis a las murallas la forma de un garrote que golpeará al cerdo y lo hará huir!
Los mamposteros se incorporaron, gritando. Hasta el mandarín, deleitado ante las palabras que habían salido de su boca, aplaudió descendiendo del trono.
-¡De prisa!-gritó-¡A trabajar!


Cuando se fueron los hombres, sonrientes y animados, el mandarín se volvió cariñosamente hacia la cortina de seda.
-Hija-murmuró-, quiero abrazarte.
No hubo respuesta. El mandarín miró del otro lado de la cortina. Ella se había ido.
Cuánta modestia, pensó el mandarín. Se ha escapado dejándome con el triunfo, como si fuera mío.
Las nuevas corrieron por la ciudad, y todos aclamaron al mandarín. Se llevaron piedras a las murallas. Los fuegos artificiales se dejaron a un lado, y los demonios de la muerte y de la pobreza no se detuvieron allí, pues todos trabajaban juntos. Al terminar el mes, habían cambiado la muralla. Era ahora una gran clava para alejar cerdos, jabalíes y hasta leones. El mandarín dormía todas las noches como un zorro feliz.
-Me gustaría ver al mandarín de Kwan-Si cuando oiga las noticias. ¡Qué pandemonio y qué histeria! Querrá arrojarse de lo alto de una montaña. Un poco más de vino, oh hija que piensa como un hijo.
Pero la alegría es como una flor invernal, muere rápidamente. La misma tarde un mensajero entró corriendo en la sala de audiencias:
-¡Oh mandarín, enfermedades, penas, terremotos, plagas de langostas y pozos de agua envenenada!
El mandarín se estremeció.
La ciudad de Kwan-dijo el mensajero-, si tenia forma de cerdo y que hicimos retroceder transformando nuestras murallas en un poderoso garrote, ha cambiado nuestro triunfo en cenizas. ¡Han construido las murallas de la ciudad como una gran hoguera para quemar nuestro garrote!


El corazón del mandarín se encogió como un fruto otoñal en un viejo árbol.


-¡Oh dioses! Los viajeros nos despreciarán, los comerciantes, al leer los símbolos, darán la espalda al garrote, destruido tan fácilmente, e irán hacia el fuego, que todo lo conquista.
-No-dijo un suspiro como un copo de nieve detrás de la cortina de seda-.
-No-dijo el sorprendido mandarín-.
-Dile a los constructores-dijo el susurro que era como una gota de lluvia-que den a nuestras murallas la forma de un lago brillante.
El mandarín lo dijo en voz alta para gran alivio de su corazón.
-Y con ese lago-dijeron el susurro y el viejo-¡Apagaremos el fuego para siempre!
La alegría ilumino a la ciudad que había sido salvada otra vez por el magnífico Emperador de las Ideas. Corrieron a las murallas y las transformaron otra vez, cantando, no tan alto como antes, por supuesto, pues estaban cansados, y no tan rápidamente, pues como habían tardado un mes en modificar la muralla anterior, habían tenido que abandonar los negocios y las cosechas y estaban un poco mas débiles y eran un poco más pobres.
Desde entonces los días se sucedieron horribles y maravillosos, encerrándose unos en otros como un nido de terribles cajas.
-Oh, emperador-gritó entonces el mensajero-¡Kwan-Si ha cambiado sus murallas, y son ahora una boca que se beberá nuestro lago!
-Entonces-dijo el Emperador de pie, muy cerca de la cortina de seda-, ¡que se transformen nuestros muros en una aguja que coserá esa boca!
-¡Emperador!-dijo el mensajero-¡Transformaron sus murallas en una espada para quebrar nuestra aguja!
El emperador se mantenía en pie agarrándose desesperadamente a la cortina de seda.
-¡Entonces cambiad las piedras, que se transformen en una vaina para guardar la espada!
-¡Misericordia!-lloró el mensajero a la mañana siguiente-Trabajaron toda la noche y transformaron la muralla en un rayo que destruirá la vaina.
La enfermedad se extendió por la ciudad como una jauría de perros salvajes. Las tiendas se cerraron. La población, que había trabajado durante meses interminables cambiando las murallas, se parecía a la muerte misma, entrechocando los blancos huesos como instrumentos musicales en el viento. Empezaron a aparecer funerales en las calles, aunque era pleno verano, y tiempo de cosechar y recoger. El mandarín calló tan enfermo que tuvo que instalar la cama junto a la cortina de seda, y allí estaba, impartiendo miserablemente sus ordenes arquitectónicas. La voz de detrás de la cortina era débil también ahora, y lánguida, como el viento en los aleros.


-Kwan-Si es un águila. Nuestras murallas serán un nido para esa águila. Kwan-Si es un sol que quemará el nido. Construyan una luna para eclipsar el sol.
Como una máquina enmohecida la ciudad empezó a detenerse.
Al fin el susurro tras la cortina rogó:
-En nombre de los dioses.¡Llamar a Kwan-Si!
El último día de verano cuatro hombres hambrientos llevaron al mandarín Kwan-Si, pálido y enfermo, a nuestra ciudad. Otros hombres sostuvieron a los dos mandarines, que se miraron débilmente. Sus alientos aleteaban en sus bocas como vientos invernales. Una voz dijo:
-Terminemos esto.
El viejo asintió.
-Esto no puede seguir-dijo la débil voz-. Nuestra gente no hace otra cosa que cambiar la forma de nuestras ciudades todos los días, todas las horas. No les queda tiempo para cazar, pescar, amar, reverenciar a sus antepasados y los hijos de sus antepasados.
-Así es-dijeron los mandarines de las ciudades de la Jaula, la Luna, la Lanza, el Fuego, la Espada y esto, aquello, y otras cosas.
-Llevadnos a la luz del sol-dijo la voz-.
Transportaron a los viejos bajo el sol y sobre una pequeña loma. Unos pocos niños flacos remontaban cometas en la brisa de los últimos días de verano, cometas del color del sol, las ranas y las hierbas, el color del mar y el color de las monedas y el trigo.
La hija del primer mandarín estaba junto a la cama de su padre.
-Mirad-dijo-.
-No hay más que cometas-dijeron los dos viejos-.
-Pero que es una cometa en el suelo-dijo ella-, nada. ¿Qué necesita para sostenerse y ser hermosa y verdaderamente espiritual?
-¡El viento, por supuesto!-dijeron los otros-.
-¿Y que necesitan el cielo y el viento para ser hermosos?
-Una cometa, por supuesto..., muchas cometas para quebrar la monotonía, la uniformidad del cielo.¡Cometas de colores, que vuelen!.


-Sí-dijo la hija del mandarín-. Tú, Kwan-Si, cambiarás por última vez tu ciudad para que parezca nada más ni menos que el viento. Y nosotros tomaremos la forma de una cometa dorada. El viento hará hermosa a la cometa y la llevará a maravillosas alturas. Y la cometa quebrará la uniformidad de la existencia del viento y le dará sentido. Uno no es nada sin el otro. Juntos todo es cooperación y una larga y prolongada vida.


Los dos mandarines se sintieron tan contentos que comieron por primera vez después de muchos días. Recobraron las fuerzas, se abrazaron y se elogiaron uno a otro, llamando a la hija del mandarín un muchacho, un hombre, una columna de piedra, un guerrero y un verdadero e inolvidable hijo. Casi inmediatamente se separaron a sus ciudades llamando y cantando, débiles pero felices.


Pasó el tiempo y las ciudades se llamaron Ciudad de la Cometa Dorada y la Ciudad del Viento Plateado. Y se cosecharon las cosechas y se atendieron otra vez los negocios, y todos engordaron, y la enfermedad huyó como un jacal asustado. Y todas las noches del año, los habitantes de la Ciudad de la Cometa podían oír el buen viento que los mantenía en el aire. Y los de la Ciudad del Viento podían oír como la cometa cantaba, susurraba, se elevaba y los embellecía.


Así sea.-dijo el mandarín junto a la cortina de seda-.
                                       Extraido de  "Las doradas manzanas del sol" Editorial Minotauro 1966
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 (con la colaboración de  POSA UN ESTEL AL CEL )

COMETAS EN NEPAL

El Museo de las Cometas en Tokio

Tokio
Uno de los curiosos museos que podemos conocer en Tokio, es el Museo de las Cometas. Se trata de un edificio altamente recomendable para todos llamado Tako-No-Hakubutsuka. Aquí se exponen cometas de todas las épocas, incluso de otros países asiáticos aficionados a ellas, como China y Corea.

Tokio
Los guías en inglés  explican que el material con el que están confeccionados son de bambú por sus cualidades, ya que es un material fuerte y resistente, flexible y de poco peso.Encontrarás también cometas realizadas con un papel hecho a mano llamado Washi, que se fabrica con árboles de la variedad Kohzo.
Cabe destacar que este museo ocupa el quinto piso del edificio Taimeiken, donde se encuentra el famoso restaurante del mismo nombre, cuyo propietario, Shingo Modegi, que fue uno de los grandes aficionados a las cometas, mandó construir este museo. 
La Asociación Japonesa de Aficionados a las Cometas tiene su sede aquí.
Aquí se exhiben 3.000 unidades en sus exposiciones que tiene una historia fascinante. Se cuenta que la cometa fue introducida al Japón en el siglo séptimo por medio de los monjes budistas, que la utilizaban para ahuyentar los malos espíritus y para asegurar ricas cosechas.
En la isla, durante le Festival del Cerezo que se celebra en la primavera, las familias preparan un picnic debajo de los árboles de cerezo , mentras que los niños celebran volando cometas muy coloridos y decorados. 

L´ESTEL DE COLORS de Joles Sennell



Jo, com veieu, sóc un estel gris. Però no sempre he estat així. Abans era de molts colors. I no us penseu que estic trist per ser de colors gris, no. Estic content, molt content ... Però perquè entengueu la meva alegria, potser us hauria d'explicar la meva història.
Per començar, a mi no em va fer ningú. Jo vaig néixer molt  lluny d'aquí, en una selva amb arbres de color lila i lianes de color groc i matolls de color taronja. Era una selva tota plena de color. Jo vaig sortir d'una carabassera de color carmí.
Va anar així: la carabassera va fer una flor roja i blava. La flor es va fer gran i gran i, després, quan van caure els pètals, es va convertir en una carabasseta. La carabesseta tenia tots els colors de l'arc de Sant Martí i també es va anar fent gran i gran fins que es va fer molt grossa.
Quan va haver crescut prou, la carabassa es va obrir dolçament, com s'obren les mares i de dins en vaig sortir jo, l'estel de colors.
De primer jugava amb l'herba i les flors de la selva. Però em vaig fer amic d'un buf de vent que havia entrat a la selva i ens vam anar a jugar a prop de les bromes.
Amb l'ajut del buf de vent vaig pujar més amunt que les branques més altes dels arbres més alts. I molt més amunt encara. Vam pujar tan enlaire que vam arribar on pasturaven les bromes, totes botides i blanques.
Després el buf em va convidar a anar a donar un volt pel món i vam córrer valls i serralades, rius i mars, camps i boscos, deserts i planes... Tot allò em divertia molt.
I un dia vam arribar a una ciutat molt gran. Ens la miràvem des de dalt de tot. A mi no em va agradar gens. Era una ciutat tota grisa: no tenia cap altre color que el gris.
I la gent anava pel carrer amb cara de pocs amics, com si les sabates els estiguessin fent mal tota l'estona. I les cases semblaven molt ensopides, tan grises. I els cotxes fins i tot feien por, anant rabents d'una banda a l'altre. Fins i tot l'aire semblava trist,  tot ple de volves grises...
Des de dalt de tot vaig veure, en una finestra, un nen que tenia una mirada trista. I m'hi vaig voler fer amic. Tots els estels hem de tenir nens amics perquè ens facin volar al damunt del vent. Jo vaig decidir que seria amic d'aquell nen de la mirada trista que vivia en la ciutat grisa.
I vaig deixar anar el cordill a poc a poc fins que va anar a parar davant de la seva finestra. El nen va veure el cordill, va mirar enlaire i es va adonar de la meva presència. Va agafar el cordill
i va somriure. Però el seu somrís encara era trist.
Vaig pensar que en aquell lloc tothom feia tan mala cara per culpa del gris i vaig demanar al meu amic, el buf del vent, que bufés molt i molt i fes fugir aquell color tan poc engrescador. Però per més que va bufar i bufar, no va poder-lo fer fugir.
Aleshores em vaig adonar que el que passava era que a la ciutat mateixa es fabricava el color gris en unes grans fàbriques. I que a les botigues només s'hi podia comprar el gris. Tot es feia amb el gris. I el gris no estava sols per fora, sinó que la gent també el duia a dins i no se'n podia deslliurar.
Llavors vaig pujar i pujar fins que vaig trobar un núvol ple d'aigua i m'hi vaig ficar i hi vaig estar en remull una bona estona fins que els colors se'm van estovar.
Després vaig baixar una atra vegada fins a la ciutat i em vaig acostar a la gent i a cadascú li deixava anar una gota d'un dels meus colors: a aquell una de groga, a aquest una de blava, a aquell de més enllà una de roja, a aquest d'aquí una de verda. Vaig anar deixant gotetes damunt la gent de mil colors diferents: marró, lila, taronja, violeta, blanca...
Les gotetes de colors xopaven la gent i els mullaven per fora i per dins. Els arribaven al fons de tot i era com una llumeta que els il.luminava per dintre. I la gent se n'anava a les botigues, a les oficines, a les fàbriques i deia: "Avui no vull color  gris, avui en vull de groc i de blau'". O bé de verd carmí, blau cel.. .
Els venedors i fabricants de gris estaven esverats i contestaven: "I ara! Nosaltres només fem gris! Només venem gris!"
Però la gent, com que duia els colors a dins, no es conformava i se'n va anar a buscar pel seu compte, els colors que volia.
L'un va anar a cercar el color groc al sol del migdia. L'altre va trobar el color blau al moll del cel. L' altre va ensopegar amb el color maragda arran de l'horitzó del mar. N'hi va haver un altre que va aconseguir el roig a les bromes de la posta. Un altre va anar fins a les muntanyes nevades per tenir el color blanc de la neu. Un altre no va anar gaire lluny per fer-se amb el taronja: el va
descobrir al caliu de les brases. Hi havia qui s'entestava a trobar el violeta als racons de la nit i va aconseguir el seu propòsit. I n'hi havia d'altres que trobaven fàcilment el verd en l'herba fresca del matí.
Cadascú va anar a buscar el seu color i el va dur a la ciutat i el va deixar al mig de les places i els carrers perque tothom el fes servir quan en tingués ganes. I a mesura que els colors entraven a la ciutat el gris es fonia.
I a la fi, la ciutat va esdevenir virolada i bonica com mai no havia estat, i la gent somreia pels carrers, i els cotxes circulaven dolçament i tot era ple de llum i fins i tot les fàbriques i les oficines van haver de deixar el gris i prendre d'altres colors més bonics.
I jo sóc amic de tots els nens i nenes de la ciutat, i mentre ells sostenen el meu fil, volo amb el vent i jugo amb les bromes.
Jo ara, després d'haver donat tots els meus colors a la gent, sóc gris. Però sóc feliç. I també sóc bonic. Perquè el gris barrejat entre tots els altres colors, també és un color bonic. 
("Llibres del Sol i de la Lluna" Publicacions Abadia de Montserrat)


domingo, 23 de mayo de 2010

AROUND THE SUN - Miguel Pérez



VOLANDO EN EL DELTA DEL EBRO
                            Miguel Pérez


L'aquilone sopra l'oceano

Miravo le onde frangersi contro le coste
le coste della mia terra innaffiata col sangue
Solo e sconsolato miravo l'eterno spettacolo
Quando un lampo s'innalzò sul mio sguardo

Unico punto colorato nell'azzurro orizzonte!
Come volava quell'aquilone
fuggito di mano ai bambini che si rincorrevano in spiaggia
Volava e accarezzava l'oceano
fino a scomparire nel lontano orizzonte.
Ah, vola aquilone, vola!
Resisti al vento e alle bufere,
All'acqua salata che cerca di affogarti!
Vola, aquilone, vola!
Vola e lascia indietro queste tristi lande
raggiungi la terra di Libertà!
Vola, aquilone, vola
per non fare mai più ritorno.


    CRISTOBAR  1934
Argentina






miércoles, 19 de mayo de 2010

" EL BAILE DEL PAPALOTE" cantada por Los Karkiks

PAPALOTE EN MIS BOLSILLOS



Cuando quise tener un papalote
no supe hacerlo
y tuve que empinar este poema.
Papaniño se iba
y yo miraba
jugar a la brisa con mi sueño.
Aprendí a empinar
y siempre lo retuve en pleno vuelo
pero la infancia se me fue a bolina.
José Antonio Gutiérrez Caballero, 1976.




martes, 18 de mayo de 2010

Cometas y Sonrisas

Kites & Smiles por ignacio izquierdo.
                                                                       Ignácio Izquierdo

 ¡Gracias, Matilde, por tu aportación!
¡Es una sonrisa preciosa!

domingo, 16 de mayo de 2010

Charlie brown elevando una cometa

EL PAPALOTE cantada por Armando Rosas

CONOZCO A UN NIÑO"de Isela Cruz

Conozco un niño, que no es un niño en realidad, pero yo lo veo así, supongo que muy dentro es verdaderamente un niño, y en ese instante en el que el viento nos unió, me concedió la dicha de tocar su alma, y su alma es inocente y pequeñita como una nuez. 

Ese niño se convierte de vez en cuando en papalote, y vuela mientras lo sostengo en la tierra, y cuando me canso, cambia de lugar y me sostiene en tierra mientras yo siento el aire en mis cabellos y extiendo mis brazos sin miedo por que sé que él no me va a soltar.

Hace poco cambiamos de lugar, y ahora lo veo desde aquí abajo. Ayer, unos amigos me ayudaron a sujetar el cordel, y fue un día muy feliz, vi que sonrió, por que empezaba a desconfiar de la resistencia del cordel y el viento aún es muy fuerte.
Ese niño es muy especial, y yo lo quiero por que me entiende, y por que es como mis brazos y mis piernas, y yo se que él me quiere también.

Sólo quiero que sepa que lo único malo de estar aquí abajo es que no lo puedo abrazar con la frecuencia que me gustaría, que lo extraño mucho, y que no se preocupe, por que no voy a soltar el cordel.




sábado, 15 de mayo de 2010


Hamburgo, Alemania

         Cathi Delanssay

viernes, 14 de mayo de 2010

PAPALOTE AZUL cantado por Amparo Ochoa

"El papalote" de Sílvio Rodríguez

[Papalote+2.jpg]


Será por tu vivienda
hecha de ruinas y de misterios
porque rompías la roca
para ganarte un par de medios
o por tus tirapiedras
los más famosos de la loma
de la mejor horqueta
de la guayaba y duras gomas.
Será por todo esto
que mi memoria se empina a ratos
como tus papalotes
los invencibles, los más baratos
y levanta en peso
Narciso «El Mocho», para ponerte
junto a los elegidos
los que no caben en la muerte.

El papalote, cae, cae, cae, cae, cae, cae
El papalote, cae, cae, cae, cae, cae, cae
Se va abolina la imaginación
buena cuchilla lo picó.

Una vez de tus manos
el coronel salió brillando
que pájaro perfecto
cuantos colores, que lindo canto
ninguno de nosotros
iba a volarlo, ya se sabía
era un encargo caro
del que mandaba, del que tenía.

Llevabas en el puño
aquel dinero de la tristeza
dinero de aguardiente
del sol de Cuba, de la cerveza
y te seguimos todos
a celebrarlo, sucios y locos
para tí, «Carta Oros»
y caramelos para nosotros.

El papalote, cae, cae, cae, cae, cae, cae
El papalote, cae, cae, cae, cae, cae, cae
Se va abolina la imaginación
buena cuchilla lo picó.

La gente le chiflaba
cuando en la tarde
subías borracho
tu contestabas piedras
y maldición a tus muchachos
eras el personaje
de los trajines de tu pueblo
eras para la gracia
eras un viejo, eras negro.

Una noche el respeto
bajo y te puso bella corona
respeto de mortales
que muerto al fin te hizo persona
pobre del que pensó
pobre de toda aquella gente
que el día más importante
de tu existencia
fue el de muerte.

El papalote, cae, cae, cae, cae, cae, cae
El papalote, cae, cae, cae, cae, cae, cae
Se va abolina la imaginación
buena cuchilla lo picó.

Una noche el respeto
bajó y te puso bella corona
respeto de mortales
que muerto al fin te hizo persona
pobre del que pensó
pobre de toda aquella gente
que el día más importante
de tu existencia
fue el de muerte.

El papalote, cae, cae, cae, cae, cae, cae
El papalote, cae, cae, cae, cae, cae, cae
Se va abolina la imaginación
buena cuchilla lo picó.



(Puedes escucharla en el MP3)

"EL PAPALOTE Y EL NOPAL" DE Aline Pettersson


Allá arriba del monte no soplaba el viento. La hierba quieta y tiesa se alineaba como un ejército de soldados que con sus rifles apuntaran hacia el cielo. El papalote descansaba en la tierra observando las mariposas columpiarse y extender sus alas de colores.
"
Quién fuera una mariposa para jugar en las alturas sin necesidad de los vientos y bailar sostenido suavemente por el aire", se decía el papalote mientras revoloteaban a su alrededor las mariposas de alas blancas como la risa, amarillas como los girasoles, azules como gotitas de cielo.
 De pronto su cola se agitó como la cola de una lagartija, ocultándose detrás de una piedra. Empezó a sentir que la mitad roja y la mitad verde de su cuerpo se henchían, se hacían fuertes, se despegaban del suelo como si ya no cupieran en él. Los soldados firmes se sacudían de un lado para otro; unas campánulas azules y rosas que trepaban por un tronco se inclinaron y el papalote escuchó un pequeñísimo sonido de campanitas que producían los estambres al agitarse.

"Estoy listo para irme", dijo el papalote y se montó sobre una ráfaga de aire.
"Adiós, adiós", le dijo a la lagartija; "adiós", les dijo a las flores, "me voy a conocer el mundo". Subió agitando su cola en señal de despedida. "Adiós", le gritó a un gorrión mientras seguía volando.

Un zumbido enorme cortó el aire.
Alarmado, el papalote buscó la causa: un águila pasó rozando cerca, muy cerca de él; su ala tocó la cauda y estuvo a punto de arrancársela. "De la que me he salvado", dijo el papalote, "el águila no sólo me hubiera dejado sin mi cola, sino que también hubiera rasgado mi hermoso cuerpo".
Poco a poco, el papalote fue adquiriendo valor para gozar el rapidísimo viaje por las alturas. Cada vez más alto, suspiró: "Quiero llegar hasta las nubes, hasta donde el águila no pueda hacerlo. Entonces seré más fue

Abajo ya no se distinguían los puntos de colores entre las manchas verdes. Desde esa altura jamás hubiera creído que existieran mariposas o flores o lagartijas que, ansiosas, esperaban los rayos del sol.
Siguió volando y el cielo se asomaba en trocitos, por huecos como ventanas, entre la blanca espuma de las nubes. El papalote empezó a temblar de gusto. Estaba a punto de llegar. Al fin se acercó a una nube y se metió dentro de ella.
De pronto sucedió algo muy raro: parecía que se hubiera olvidado de volar. "¿Qué me sucede?", se preguntó asustadísimo, "me estoy cayendo".El papalote, empapado con las gotas de lluvia de la nube, se hizo tan pesado que se desplomaba.
Caía ... caía ... caía ... sin remedio sobre una gran mancha de color café. Alcanzó a ver un pájaro que desapareció; no vio a nadie más, y por fin acabó por derrumbarse.
El papalote no cayó en el suelo, sino que su hilo se enredó en torno de un solitario nopal.
"¿Quién eres tú?", preguntó el nopal, "jamás he visto un pájaro tan extraño".
"No soy pájaro, soy más que un pájaro, bueno, lo era hasta hace poco."
"¿Qué eres, entonces?"
"Soy un papalote que vuela más alto que nadie."
"Y ¿qué te sucedió?
"

"Yo era ligero como la luz, pero una nube me mojó y no pude volar más."
"Quédate conmigo, papalotito, extiéndete para que el sol te seque, yo cuidaré de ti."
El papalote permaneció allí mientras el nopal lo cuidaba amorosamente. El nopal buscó las espinas más fuertes que le permitieran sostener al papalote de su armazón, sin tocar su delicado cuerpo. Y el nopal estuvo largo tiempo en una postura incómoda y dolorosa sin quejarse jamás; únicamente preguntaba:
"¿Cómo te sientes, papalotito?"
"No me acabo de secar y no puedo volar aún."
El nopal se desvivió cuidándolo. Estaba contento de no estar solo, de haber encontrado compañía; porque, aferradas sus raíces a la tierra seca y completamente solo, había sobrevivido donde otros no pudieron.
Cuando el papalote vencido descendió en su rápida carrera, la nube a la que molestara soltó unas cuantas gotas de agua, que desaparecieron sin dejar huella entre los truzcos pedregosos alrededor del nopal, y éste con sus raíces las encontró. Pero temeroso de que esa humedad pudiera perjudicar a su amigo, desvió sus raíces, a pesar de su enorme sed, casi nunca satisfecha.Finalmente, el papalote se palpó por todos lados hasta descubrirse seco. Entonces el nopal dobló sus espinas y lo depositó suavemente en el suelo.

"Esto es muy aburrido. Dime, nopal, ¿cuándo viene el viento?", se quejó el papalote.
"Suele venir, pero nunca se sabe."
El papalote suspiró: "Aquí no hay nada divertido; aquí no hay nadie".El nopal reseco y cansado le preguntó:
"¿Qué quieres que haga para entretenerte, papalotito?"
"Pues, al menos, dame una flor que me recuerde las blancas alas de las mariposas, que me haga olvidar este sitio."
El nopal entristecido se dijo: "Quizá si le doy una flor no me abandone". Enseguida, juntó toda su fuerza de una penca a la otra, y se reconcentró en sí mismo para lograr ese instante luminoso de la creación.
El viento arañó la tierra desprendiendo unos granos que se elevaron, mientras la cola del papalote oscilaba alegremente. El nopal abstraído, soñando con su obra, no se había percatado de lo que estaba sucediendo. El aire se hizo fuerte y el papalote comenzó a tomar altura.
"Me voy, me voy, querido nopal", le gritó.
"¡Viva la libertad!"
El papalote miró hacia abajo en el momento en que, en el nopal, una bellísima flor blanca abría sus pétalos al sol.

Cometas en la India

Patang es un largometraje  escrito y dirigido por Prashant Bhargava. 
Transcurre durante la celebración  del festival más grande de cometas de la India.

 Un millón de cometas llenan el cielo. Ricos y pobres, hindúes y musulmanes, viejos y jóvenes, inundan sus tejados en la batalla. 

En la película se van desarrollando tres historias que exploran la dinámica íntima de la familia, el amor y la amistad. 
Os dejo el enlace para ver el trailer.




PATANG - Preview Trailer from Khushi Films on Vimeo.

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jueves, 13 de mayo de 2010

COMETAS EN EL CIELO DE CASABLANCA



Un día encontré este cuento; y ahora lo escribo aqui, deseando que se cumpla un deseo: durante algunos años, en mi trabajo, tuve que escuchar repetidas veces esta frase: “Siempre ha sido así y siempre lo será”
¡No quisiera volver a escucharla nunca más!



Érase una vez, en un tiempo tan cercano que podía estar
sucediendo hoy mismo. Había un lugar en el cielo habitado por
cometas de todos los colores; había cometas rojas, azules, verdes y
amarillas, había cometas de todos los colores del arco iris y de muchos
colores más.
Dicho así podría parecernos un lugar muy divertido, pero
tristemente no lo era. Cada cometa era de un solo color y solamente
volaba rodeadas de las suyas.
Ciertamente en el cielo no hay vallas, ni muros, ninguna cometa
amarilla salía de la parcela reservada a las cometas amarillas,
ni ninguna cometa azul se atrevía a irrumpir en la zona destinadas a las
cometas rojas.
Con el paso del tiempo las cometas habían adquirido
costumbres de vuelo, pero como sólo se relacionaban con las de su
mismo color había sucedido un fenómeno muy curioso, y así,
ocurría, que todas las cometas de un mismo color volaban de la misma
forma: las cometas azules en horizontal, de norte a sur, las verdes
en diagonal, arriba y abajo, formando uves; las blancas,
ciertamente las más sosas de todas, se limitaban a quedarse
suspendidas con un ligero balanceo producido por el viento; las rosas
eran mucho más atrevidas volaban en espiral arriba y abajo, pero de
tanto dar vueltas acababan mareadas.
En el fondo todas las cometas se aburrían de hacer
siempre los mismos movimientos, y algunas, en secreto admiraban los
vuelos de las cometas de otros colores. Pero si se oía algún
comentario al respecto, casi siempre de boca de algún joven
irresponsable, no tardaban de oírse con voz atronadora:
“Siempre ha sido así y siempre lo será”
Las cometas negras, que volaban trazando círculos sobre su
propio eje, comentaban entre sí: “Mira esas cometas rosas que
alocadas e irresponsables trazando espirales arriba y abajo; nosotras
somos mucho más serias”; mientras que las naranjas, que volaban arriba
y abajo cabeceando a los lados decían: “mira esas cometas
blancas, si apenas se mueven, que aburrimiento, nosotras somos
mucho más divertidas.”
Un día, estaban las cometas cada una en su parcela moviéndose
al compás con las de su mismo color cuando, de pronto un viento
tan fuerte como no recordaban los más viejos del lugar empezó a
soplar en todas direcciones. Al principio, las cometas se agarraron
fuertes a sus hermanas, las azules con las azules, las marrones entre
si… Pero el viento, lejos de amainar, arreciaba y las cometas
acabaron soltándose y volando todas juntas en un torbellino de
colores. ¡Qué miedo! pensaban; ¡estoy rodeada de cometas
diferentes! Y así, todas asustadas volaban arriba y abajo, a derecha y
a izquierda en un rebotillo de color. Entonces, el viento cesó de
soplar, las cometas aterradas corrieron a reunirse con las suyas,
lo que dio lugar a algún que otro encontronazo sin mayores
consecuencias. De repente se escuchó un trueno enorme
y…aquello era el diluvio. La tormenta estalló; llovía como nunca
y en pocos segundos las cometas estuvieron empapadas. Volando en
todas direcciones, pero sin poder escaparse de la lluvia las cometas
empezaron a desteñir, el agua que resbalaba de una caían sobre las
demás, las cometas azules eran salpicadas de gotazos amarillos, a
las cometas rojas les salieron pecas azules, y verdes, y negras; en unos
segundos, como por arte de magia todas las cometas eran mezclas de
colores. La lluvia había hecho magia.

Cuando dejó de llover, y tras unos primeros instantes de
aturdimiento se miraron. Ya no podían volver con las suyas pues,
¿cuál eran ahora las suyas? Todas eran diferentes y todas
eran preciosas. El miedo desapareció, pues ¿qué sentido
tenía si todas tenían mezclas de colores?
Las parcelas de color habían desaparecido, podían volar todas
juntas. Pero había algo más ahora podían volar en todas direcciones y
haciendo cualquier baile que se les pasara por la cabeza, haciendo
giros, saltos y bamboleos. Ahora ser cometa si que era divertido.
                                                     Aurora Jiménez